Julio estaba tan enfadado por los pocos
regalos que había recibido la Navidad anterior, que la carta que escribió a
Papá Noel aquel año resultó tan dura que el mismo Santa Claus fue a visitarlo
unos días antes.
- ¿Por qué tanto enfado y tantos regalos? -
preguntó Papá Noel- ¡Pero si tienes un montón de amigos!
- ¡Me da igual! Quiero más juguetes y menos
amigos.
Y tan molesto estaba que el bueno de Santa
Claus tuvo que proponerle un trato:
- Está bien. Como muchos otros niños me han pedido
tener más amigos, te
daré un regalo más por cada amigo al que renuncies para que se lo pueda ofrecer
a otros niños.
- ¡Hecho! - dijo el niño sin dudar.. -Además,
puedes quedártelos todos.
Aquella
Navidad Julio se encontró con una enorme montaña de regalos. Tantos, que dos días después aún seguía
abriéndolos. El niño estaba feliz, gritaba a los vientos lo mucho que quería a Santa Claus, y hasta le escribió varias cartas de
agradecimiento.
Luego comenzó a jugar con sus regalos. Eran
tan alucinantes que no pudo esperar a salir a la calle para mostrárselos a los
demás niños.
Pero, una vez en la calle, ninguno de los
niños mostró interés por aquellos juguetes. Y tampoco por el propio Julio. Ni siquiera cuando este les
ofreció probar los mejores y más modernos aparatos.
- Vaya- pensó el niño - supongo que me
he quedado sin amigos.
Bueno, qué más da, sigo teniendo mis juguetes.
Y
Julio volvió a su casa. Durante
algunas semanas disfrutó de un juguete nuevo cada día, y la emoción que sentía
al estrenar un juguete todas las mañanas le hizo olvidar su falta de amigos.
Pero no había pasado ni un mes cuando sus juguetes comenzaron a resultarle
aburridos. Siempre hacían lo mismo, y la única forma de cambiar los juegos era inventándose nuevos mundos
y aventuras, como hacía habitualmente con sus amigos. Sin
embargo, hacerlo solo no tenía mucha gracia.
Entonces empezó a echar de menos a sus
amigos. Se daba cuenta de que cuando estaba con sus amigos, siempre se les
ocurrían nuevas ideas y formas de adaptar sus juegos ¡Por eso podían jugar con
un mismo juguete durante semanas! Y tanto lo pensó, que finalmente llegó a
estar convencido de que sus amigos eran mucho mejores que cualquier juguete
¡Pero si llevaba años jugando con sus amigos y nunca se había aburrido de
ellos!
Y tras un año de aburrimiento, al llegar la
Navidad redactó para Papá Noel una humilde carta en la que pedía perdón por
haber sido tan torpe de cambiar sus mejores regalos por unos aburridos juguetes, y suplicaba recuperar todos sus
antiguos amigos.
Y desde entonces, no deseó por Navidad otra cosa que tener muchos amigos y
poder compartir con ellos momentos de juegos y alegrías, aunque fuera junto a
los viejos juguetes de siempre.
Cita bíblica: Jn 15, 13
"Nadie tiene amor más grande
que el que da la vida por sus amigos"
Reflexión
A veces no
nos damos cuenta de las cosas buenas que tenemos y vamos tras
falsos tesoros.
falsos tesoros.
Debemos valorar lo que tenemos y que nos fue dado por la vida. Los amigos, la familia, la sonrisa de los hijos, el conocimiento que adquirimos, la salud, y el poder discernir la verdad. Éstos sí son verdaderos tesoros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario